Ningún rostro miro, pero mil gritos escucho. Al pasar de las 3:00. Inician sin parar, muchas veces no se cansan de gritar, hasta que el sol toca la ventana.
Sus llantos se escuchan tan cerca de mi almohada. Si el infierno es, no quiero llegar a saber.
Quieren entrar, pero algo los pará. No pueden entrar, pero ya estan por salir. Sus garras se escuchan al otro lado de la puerta.
Espero no entren.