Orion

Por este camino voy , con los ojos abiertos sin ver nada, mas que una vaga luz que apunto de desaparecer parece estar. Mi camino se cruzo con aquel hombre, vago y sin gesto alguno, su consejo bueno fue. Dijo, -sin ver estas en la oscuridad, abre tus ojos lo mas que puedas, detrás de esa oscuridad están los mas bellos momentos-. Caso hice a su consejo, me aleje y lo tome. Por el camino voy, apreciando lo que en la oscuridad no pude ver. 

La música y los bailes aquella noche,  me enamoraron de ti, tu belleza y tu  ser despertaron en mi algo que nunca había sentido. durante un rato te mire, y recordé el por que me enamore.

Hagas lo que hagas sera tuyo, no mires abajo que arriba te esperan sin saber, detrás de ti están los que te quieren ver caer.  Sigue adelante sin tropezar para correr, que pronto los verás caer.

Sus lágrimas se mezclaban con la sal, una noche de lluvia la miraba llorar,  la miraba y secar sus lagrimas no me  dejaba. La lluvia continuaba y mojado  me miraba, por mi rostro corrían y no  sabía, secarlas tampoco podía.

Se escuchaba a lo lejos, no sabía lo que era. Hermosa pero misteriosa, me acerque a ella y le pregunté. - ¿Que hace nadando en sus lágrimas hermosa dama? Me contestó, - deseosa estoy de salir de aquí, mas no puedo- Un momento de silencio entre la respuesta y mi pensamiento. - Déjeme ayudarla-, le conteste. - Aceptar su lastima no puedo, mi deseo es más grande que yo- Pensante me quede, -¿Quien es esta hermosa mujer?-. En un parpadeo , en el lugar donde estaba no se encontraba, nadando la miraba. Con el dolor de su sueño, entre su llanto se fue nadando, su hermosa cola miraba mientras se alejaba. A aquella mujer misteriosa jamás volveré a ver, navegando por sus lágrimas me encontraré. 

Caminando solo por el bosque, entre pinos gigantes, esperando encontrar al que llamo. Decía que estaría aquí, mas no lo miro. Minutos caminando entre la mas espesa niebla, lo mire, aullando me saludo y su saludo me asusto. Lo ultimo que sabia era que la naturaleza me había llamado al bosque, y el dueño del bosque me saludaría. En mi camino se había cruzado un lobo gigantesco, con gran pelo y bellos ojos. El mensaje claro fue, sin ninguna palabra logro decírmelo, minutos a su lado necesite para comprender lo que su aullido quería decirme. "Amo este lugar, y quiero que se lo digas al mundo" Con un aullido se despidió, veo que no fue un adiós, sino un hasta pronto.